Desde hace más de 30 años, Pedro, jubilado de Barcelona, ejecuta cada mañana el mismo ritual: tras vestirse y asearse, sale a la calle y se dirige al “quiosco de siempre”. Allí le espera Bernardo, el quiosquero. Intercambian impresiones sobre política, sobre fútbol, sobre la vida en general, y finalmente, el comerciante le desliza, sin…